top of page

CONOCIENDO MI REALIDAD 2007

“SIN CONOCER NUESTRA HISTORIA ES IMPOSIBLE HABLAR DE PAZ”

  • JAIME RAMIREZ
  • 15 may 2016
  • 6 Min. de lectura

Hoy cuando se vislumbra el final de uno de los tantos momentos históricos por los cuales ha pasado no solo el estado colombiano sino el pueblo como tal, solo debemos tener claro que el acabar con la confrontación militar con un sector de la insurgencia y en espera que se pueda consolidar la mesa con otros sectores, es muy importante partir esta reflexión, diciendo que es y debe ser obligatorio remitirnos a las causas del conflicto que por décadas ha desangrado, desplazado y marginado a millones de Colombianos que durante generaciones lo único que han conocido es el valor de la guerra como un imperativo de nuestra historia, en la que incluso, la misma historia ha sido víctima de esta guerra que ha ocultado otras historias que no siempre son las que se escriben, pero que en la praxis son las que padecemos millones, y no solo hablo del olvido, ni de la indiferencia, sino de quienes han construido la historia que se nos ha contado, porque la historia de este conflicto, que millones lo padecen directa o indirectamente es oculta y desconocida para una gran mayoría, de allí el olvido y la indiferencia.Es entonces, una historia parcialmente contada porque hubo a quienes les interesó que así fuese. Por eso tampoco es fácil hablar de eso que hoy se le quiere llamar paz, cuando lo único que va ocurrir es la terminación de una confrontación militar, cuando además de que desconocemos la profundidad de ésta, desconocemos también los orígenes de este desangre histórico. Pensaríamos quizás que se trata entonces, de un análisis bastante singular el que aquí se formula, pero muy al contrario de lo que se cree, es bastante complejo, no por ello este conflicto es así mismo complejo; particular en la historia no sólo de Colombia, sino de la región latinoamericana. Es posible haberla enmarcado inicialmente en sus orígenes dentro de los conflictos que fueron parte de la agenda de política internacional del siglo XX y que se extendió hasta bien entrada la década de los noventa, pero no hay que olvidar las raíces de nuestro conflicto, así como de los grupos armados que entran de vuelta a esta etapa de dialogo con el Estado que contribuyó a su formación; hablamos entonces, de una insurgencia armada que se funda en las postrimerías de la guerra civil bipartidista herencia del siglo XIX; entender tan complejo conflicto, permite entender porque han sido desafortunados anteriores procesos de paz, acertando sin embargo, que sólo esta será la vía que permitirá redefinirnos socialmente. De allí, la importancia de recalcar también el fracaso que fue la vía militar impulsada por quienes hoy en día se muestran como los enemigos del actual proceso de diálogo, pero también de quienes fueron responsables desde el poder de acumular no solo el capital económico que impulsó este conflicto histórico, sino de una violencia estructural que a través de las instituciones del Estado que asumió, supo imponer no sólo la connivencia con el conflicto, sino que violentó el lenguaje de la cotidianidad durante décadas. Lo que se debe buscar es recomponer en el tiempo, el dolor y el vaciamiento, se requerirá así mismo un tiempo igual al que tomó el conflicto para recomponernos. Asumir el reto en el tiempo, garantizará que esta no sea una oportunidad desperdiciada para la paz. Asumir el reto de conocer nuestra historia permitirá que la reconstruyamos, que pensemos entonces en cambiar las estructuras del Estado, solo este cambio garantizará la tan anhelada justicia social, no de paz, porque este concepto en los últimos tiempos es y ha sido muy ambiguo y prefiero pensar que cambiando el Estado, cambie también la estructura social, corrupta y amnésica que ha consolidado durante años la ideología de este Estado cuyas producciones y reproducciones crearon la violencia, y no hablo, solo de la violencia armada, sino la de las representaciones culturales que nos aquejan en la cotidianidad de la escuela, ciudad, campo o de la calle. Es simple cuestión de hacer memoria, así que démosle tiempo al tiempo para este largo y áspero proceso que se inicia, si es cierto que queremos que todo cambie. Apostemos por este reto, no permitamos más viajes pasajeros y recuerden que ésta es una responsabilidad colectiva, el objetivo es cambiar este Estado de cosas y ese Estado, también somos nosotros los que debemos cambiar.En esta reconstrucción del pasado es decir conocer esas causas del conflicto Colombiano, es considerada como la base para la construcción de la memoria colectiva de un país, una sociedad, o un grupo social, que a diferencia de la historia pretende, al ser recordada, reavivar los sentimientos y experiencias de una fecha conmemorativa del conflicto armado, de un grupo social determinado o de una persona.La creación y permanencia en el tiempo de esta memoria permite a una sociedad o grupo tener conocimiento de sí mismos, de su historia y sus representaciones; en un intento por mostrar que el pasado permanece, a pesar de que la historia sigue su rumbo.La memoria colectiva o histórica es producto de un proceso colectivo, de la creación de un lenguaje y significación común a los miembros de una sociedad de forma tal que, cuando vuelvan al pasado, lo hagan de forma combinada, dotándose a sí mismos de un sentido compartido de ciertos eventos que, poco a poco, se van constituyendo como parte fundamental de su identidad.Uno de los elementos que, quizá, han contribuido a la indiferencia con respecto al conflicto armado interno colombiano, hace referencia a la falta de memoria, y de memoria histórica.Para lograr la construcción de memoria histórica en Colombia es de gran utilidad la experiencia vivida en otros países, con un proceso de construcción de memoria no perfecto ni completo, pero sí mucho más avanzado y consciente de la importancia y necesidad de hacer y preservar la memoria. Países que pueden aportar ideas, experiencias y errores pero, sobre todo, para promover el hecho de manifestar aquellas historias que se están dejando en el olvido.Y aunque es difícil cumplir la tarea de construir memoria histórica, considero que la coyuntura actual facilita un poco las circunstancias para su creación. No obstante, es importante que, una vez formada, la memoria histórica perdure a través del tiempo, tarea que comprende otra serie de estrategias y herramientas diferentes.Pero volviendo al caso que nos compete en este artículo, conocer los orígenes de este conflicto y remitirnos a una historia sometida al olvido colectivo de estos orígenes, nos conduce también a conocer quiénes fueron desde el poder, los que perpetuaron tanta sangre en tanto tiempo. La pregunta es si es importante hacer memoria de esto, cuando se abre la puerta de un nuevo proceso de diálogo y de posible negociación?Afirmar la importancia de conocer la historia de nuestro conflicto, es avanzar en este paso, pues nos permite recrearnos como sociedad en el futuro mediato y permite entender que este proceso que inicia, no se resuelve en el corto plazo; sino que va ser más duro el pos conflicto que el mismo conflicto, se trata de resolver decenios de conflicto armado y de injusticia social y aunque el proceso de diálogo y negociación, en este momento solo recaiga en un par de partes importantes de esta historia, el colectivo social no puede estar ajeno a este proceso y de este tendrán parte entonces los movimientos sociales, que por un lado ya avanzan en este camino, pero que al que le falta y mucho, recuerden que son décadas por construir, ahora, ya no hay que temer a los actores agazapados de la “paz”, ya sabemos quiénes son, sabemos que representan el puro centro de la lógica guerrerista y que tanto en el pasado como hoy, jugarán un papel decisivo en el accionar de los grupos armados que aún operan en la clandestinidad y que representan la lógica de la concentración del capital, de la tierra que apuesta a los monocultivos y al vaciamiento de nuestros recursos para ponerlos al servicio del poder corporativo internacional y que en rechazo a una oportunidad de dialogo, pueden volver a sembrar de terror los campos colombianos, más cuando esos campos hoy se organizan para defender los derechos que aun tienen.El pasado, nos recuerda, se actualiza desde el presente y en este encuentra sus principios. Es decir que son las necesidades, los miedos y anhelos de una sociedad las contingencias contemporáneas los que reconfiguran y reformulan constantemente su memoria histórica.


 
 
 

Comentários


Presentado también en

 ¿Te gusta lo que lees? Dona ahora y ayúdame a seguir elaborando noticias y análisis. 

CONOCIENDO MI REALIDAD 2007

bottom of page